Movías los brazos agitándolos con rapidez y al
mismo tiempo tu rostro parecía inmóvil y tu mirada de ayuda, casi de suplica, permanecía
fija en mi. Recordé la primera vez
que sentí esa necesidad de correr a salvarte, la inmensa tristeza que me atrapo, lo que sentí entonces y me empujo, casi obligo, a tirar de ti y rescatarte.
Ahora era distinto, tu expresión era la misma que entonces, sin
embargo, un extraño instinto de supervivencia, me impedía socorrerte. Demasiado
tiempo pensando en ti, sin darme cuenta de que te estabas ahogando en mi, y que mi
vida sin ti ya no era nada, No pude resistirme más y me lancé para abrazarte, no
para salvarte si no para desaparecer en ti.
A veces yo también tengo ganas de eso..
ResponderEliminarMe gusta (pero por favor corrige esa falta de acentos) ;-)
Abrazo
Ja ja yo nunca paso dos veces por el mismo sitio, ya lo sabes. Te lo regalo, para maquillarlo a tu voluntad
Eliminar