domingo, 4 de noviembre de 2012

Sueños de soledad


Sentado en el café veía pasar la tarde una vez más. En la otra mesa, la chica miro a su pareja de una manera especial,una expresión que decía mil cosas sin palabras. El sonido embarullado de aquel café actuaba de orquesta, acompañando el momento en que andaron sus manos hasta susurrarse un beso. Un monumento a la comunicación en menos de medio minuto que quise congelar en mi mente para las tardes de lluvia.

Al oír los los cascabeles mire hacía la puerta. Sabía que nunca entrarías, pero esperaba algún tipo de proyección tuya, que se acercará a mi mesa me mirará y sin hablar sintiéramos conocernos desde siempre. Pediría tu te verde y al marcharse el camarero, me mirarías como la chica de la mesa de enfrente.




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