sábado, 21 de enero de 2012

Control Mental


Creo que era viernes y la tarde era tranquila, no recuerdo como y porqué nos dejaron libres, pero lo cierto es que comimos solos. Que importa el qué, algo frugal supongo, la casa estaba fría pero la fue calentando el sol al abrir las persianas.
No sé como se sentía ella, yo me sentía muy bien a su lado aunque mi corazón pertenecía a otra y era feliz con ella. 
Siempre me atrajo, desconozco la razón, era viva, inteligente y desconcertante a la vez, quizá parecida a mi, no lo sé, aún no se mirar desde fuera. Y como siempre:el azul, desde pequeño siempre estuvo ahí permanentemente, onírico.
No paso nada carnal, ni entonces ni nunca, éramos tres en la habitación, solos y contentos; ella, yo y el sol. Este último, se limitaba a calentar, los dos primeros a agradarse mutuamente intentando aprovechar la ocasión, sabedores de las escasas posibilidades que tendrían de repetirla.
Frases cortas, miradas y sonrisas, repito; nada carnal, todo muy cordial, muy blanco y.......azul.




Me propone intentarlo y quiere que cierre los ojos, me resisto, no podré ver el azul y hoy es todo para mi, no quiero, me convence.

Su voz suena distinta, pero igualmente dulce y comienzo a mecerme en ella como si fuera un columpio. Me traslado o me transporta, la oigo pero no se donde me lleva, el azul se hace música y me atrapa en su sonido. 
Me dirijo a algún sitio, cabalgando en un color, desconozco el destino, tengo temor sin llegar a ser miedo......me suelto, me dejo.
Todo se transforma en verde, hace frío y de la chimenea de una casa en lo más espeso del bosque sale un humo muy blanco. El azul me guía y me dice que siga andando y encuentro algo entre las hojas, lo cojo entre las manos y estudio sus detalles. Se que no es mío pero me es extrañamente familiar. Dentro de la casa hay alguien pero el color me dice que vuelva, que lo haga despacio, sin prisa, pero ya es hora de regresar. Me cuelgo de esa voz no sin oponer cierta resistencia a volver del lugar que temía ir hacía un rato. 
Hay una especie de cuenta atrás y despierto, me recibes con una enorme sonrisa, el tercero se ha encargado de calentar la habitación en mi ausencia. Todo es perfecto.
Quiero volver, necesito sentir de nuevo como suena el azul y resolver alguna incógnita, no puede ser, nos tenemos que ir, ellos nos esperan, es fin de semana. 
Acepto, no sin que antes me prometas repetirlo, nunca ocurrió de nuevo. 

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