Esta
perfectamente construida, ningún saliente, ni una variación en la rugosidad o
el color, absolutamente uniforme. No tiene muescas ni señales, quizá nunca
nadie pasó antes por aquí o no tuvieron fuerzas y tiempo para dejar marcas.
Al
mirar arriba puedo comprobar como el cielo también se ha contagiado de esa
homogeneidad, un azul casi oscuro de puesta de sol con todavía algo de luz,
ninguna diferencia de matiz ni tonalidad.
Desde
la mañana que llegué mi ropa también cambio y toda ella adquirió un solo color
uniforme y apagado. Mi parte izquierda comenzó a parecerse a la derecha o la
diestra a la siniestra, ya son iguales.
Cada
día es idéntico y solo consiste en andar entre estos muros, buscar el centro,
sin comer ni apenas dormir, no siento hambre ni sueño, un estado intermedio que
se mantiene idéntico durante toda la jornada.
Ni
un miligramo de pasión, solo una nómina mensual que no tengo donde gastar y tú,
en el centro, con el whatssApp.
No hay comentarios:
Publicar un comentario